COMPRENDIENDO EL TRASTORNO DE ADAPTACIÓN: UNA REVISIÓN SISTEMÁTICA

Resumen

Objetivo: Analizar los principales hallazgos sobre diagnóstico, manifestaciones clínicas y estrategias terapéuticas en el trastorno de adaptación. Método: Se realizó una revisión sistemática según las directrices PRISMA, con búsquedas en PubMed, ScienceDirect, Lilacs, la Biblioteca Virtual de Salud y el Directorio de Revistas de Acceso Abierto. Se utilizaron descriptores controlados combinados con operadores booleanos. Se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados, estudios de cohorte, revisiones sistemáticas y metaanálisis publicados entre 2020 y 2025, en inglés, portugués o español. Después de la selección, se seleccionaron 13 estudios para su análisis crítico. Resultados: Los estudios revelaron heterogeneidad en los criterios diagnósticos utilizados, con predominio de las clasificaciones DSM-5 y CIE-11. Los síntomas más prevalentes fueron el estado de ánimo depresivo, la ansiedad y las conductas de evitación, con un impacto funcional significativo. El enfoque psicoterapéutico, especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), demostró eficacia en la reducción de los síntomas, observándose una respuesta clínica hasta en el 78% de los casos. Se utilizaron intervenciones farmacológicas como adyuvantes, particularmente en casos con comorbilidades psiquiátricas. La identificación temprana y el tratamiento individualizado resultaron cruciales para un pronóstico favorable. Discusión: Esta revisión destaca la necesidad de una mayor estandarización diagnóstica y el desarrollo de protocolos específicos para el manejo del trastorno de adaptación. Las estrategias psicosociales integradas, la capacitación de los equipos de atención primaria y el uso de tecnologías digitales en salud mental emergen como recursos prometedores para la detección temprana y el apoyo continuo. Consideraciones finales: El trastorno de adaptación continúa siendo un desafío diagnóstico y terapéutico, que requiere una atención clínica refinada y enfoques personalizados. Esta revisión refuerza el papel de la TCC como tratamiento de primera línea, así como la importancia de las políticas públicas que incluyen apoyo psicosocial estructurado, especialmente en entornos socialmente vulnerables.