EDUCACIÓN FORMAL Y NO FORMAL: POSIBILIDADES Y PRÁCTICAS EDUCATIVAS

Resumen

La investigación mencionada explora la educación formal e informal y se centra en las prácticas educativas. Se vincula con un estudio que tuvo como objetivo analizar el desarrollo de las prácticas educativas en una escuela municipal pública de educación primaria en la región de Cariri, específicamente en la ciudad de Nova Olinda, Ceará, en 2024. El resultado de esta investigación se basa en un diálogo abierto y necesario, clave para determinar el avance de la educación y el desarrollo de cada estudiante. Además, el trabajo revela el papel reflexivo del conocimiento local, que otorga significado y trascendencia a los estudiantes. La colaboración entre la escuela y la Fundación Casa Grande ha tenido un efecto multifacético, resultando en una educación sólida y eficaz. El vínculo entre esta colaboración (escuela y fundación) ha beneficiado positivamente el objetivo de esta conexión: la construcción y el desarrollo de la ciudadanía. Total o parcialmente, esta colaboración restableció un fuerte empoderamiento relacional basado en el territorio para nuevos conocimientos, permitiendo así que la educación ofrecida defina nuevos planes y que la pluralidad de conocimientos se argumente con mayor evidencia. Además, transformó la realidad de los niños, niñas y adolescentes que viven en el sur de Ceará, en el noreste de Brasil. Para cualificar el enfoque metodológico, emprendimos una ruta que combina un enfoque cualitativo y la investigación de campo, adoptando un enfoque etnometodológico. La herramienta analítica utilizada fue un cuestionario abierto y semiestructurado con 10 preguntas dirigidas a cada grupo específico (escuela) y (fundación). En este contexto, incluimos un diario de campo centrado en la recopilación de datos con una población de 35 personas. Sobre todo, destacamos la investigación bibliográfica, entendiendo que la educación formal e informal tiene relevancia porque forman parte de la lista de autores que se han apropiado de los contextos educativos formales e informales. Ciertamente, la investigación revela que saber hacer y construir se ha convertido en un tema candente, donde los estudiantes son protagonistas de sus propias historias, independientemente de si participan formal o informalmente en la educación. Sobre todo, la colaboración entre la escuela y la Fundación Casa Grande ha permitido comprender que los estudiantes son capaces de ser competentes y actuar con responsabilidad, asegurando una ventaja competitiva dondequiera que estén (formal o informalmente). Sin embargo, la investigación revela que este campo es fértil, ya que el "ser" marca la diferencia. Sin embargo, el campo de la educación formal se ve socavado por las inferencias entre quienes enseñan y quienes reciben la enseñanza. Existen posibilidades, pero dependen de cada pluralidad de saberes. Hoy en día, este campo formal ya no es suficiente, ya que el aprendizaje informal está rompiendo las barreras de la inconformidad, permitiendo a los estudiantes competir más allá de los confines de la escuela y acceder a un mercado laboral implacable para quienes lo merecen. Lo importante en este duelo entre la escuela y la Fundación es saber cosechar los frutos y marcar la diferencia en un mundo donde el aprendizaje preestablecido ya no es ventajoso. Sin embargo, lo que se alinea con esta dualidad es abrazar la perspectiva de un diálogo fértil: educación y desarrollo de una ciudadanía pluralista y respetuosa en su pleno sentido del deber cumplido. La educación formal es limitada, y la educación no formal restaura este empoderamiento de ser, existir y permanecer, rompiendo las barreras del aprendizaje preestablecido y acordado, avanzando hacia un formato pluralista que promueva verdadera y legalmente la construcción de nuevas prácticas educativas: saber hacer, saber hacer y saber ser. La educación no formal es relativamente sólida y eficaz; todo se puede construir. Todo es posible, y también lo es la posibilidad de romper con lo dicho y lo no dicho, y viceversa. Mientras tanto, se concluye que los estudiantes aprenden a aprender con su modelo mental de educación y, para ello, perciben en su capacidad intelectual la fragilidad de su territorio personal: el territorio de quienes enseñan y son enseñados, de quienes educan y son educados, y, además, de quienes dinamizan el conocimiento. Sin utopía, la función social de la educación, ya sea formal o informal, es formar hombres y mujeres libres, capaces de construir y transformar el conocimiento a lo largo de su historia, y despertar este sentimiento es urgente. Finalmente, se concluye también que la escuela y la Fundación Casa Grande recorren caminos diferentes en cuanto a la producción de conocimiento. En este sentido, mientras que la escuela tiene proyectos educativos para el estudiante y dentro del estudiante (el ámbito escolar), la Fundación Casa Grande se centra en proyectos que trascienden el ámbito escolar y se adentran en el territorio y el umbral de su vida cotidiana (para el ámbito escolar y más allá). Sin embargo, quedó claro que las instituciones caminan y dialogan con propósitos diferentes. Pero las posibilidades se entrelazan: el significado de la educación es el mismo. Se entiende que las posibilidades de que este camino sea asertivamente posible son la esencia de la apropiación de la pluralidad de El conocimiento, ya que es la única manera de avanzar juntos (escuela y fundación), transformando así a las personas en seres humanos críticos, plenamente conscientes de sus derechos, deberes y obligaciones. De lo contrario, la humanidad nunca será plenamente libre. Finalmente, para que la educación formal e informal avancen juntas, requieren posibilidades y prácticas educativas centradas en el individuo, con capacidad de empoderamiento más allá de los muros de la escuela.