EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE FORMACIÓN DE PROFESORES EN BRASIL: AVANCES, DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS FUTURAS

Resumen

Según las ideas de Pimenta (2013), la formación docente en Brasil representa uno de los pilares fundamentales para la calidad de la educación, ya que los docentes son los principales responsables de construir el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es innegable que una formación docente inadecuada o superficial tiene un impacto directo en la educación de los estudiantes y, en consecuencia, en el desarrollo de conocimientos esenciales para el progreso social y económico de un país. En un contexto donde la educación es uno de los elementos clave para el desarrollo de cualquier nación, la formación docente asume una responsabilidad aún mayor, ya que es a través de ella que se configura el perfil del educador y se define el éxito o el fracaso de las estrategias pedagógicas que llegan al aula. En las últimas décadas, las políticas públicas dirigidas a la formación docente han sido uno de los pilares centrales de las reformas educativas en Brasil, reflejando un esfuerzo por satisfacer las demandas de un sistema educativo que históricamente ha presentado una serie de desafíos estructurales, como la cualificación profesional, la falta de buenos materiales didácticos, la estructura escolar, etc. Según Gatti et al. (2012), a pesar de los avances registrados en este campo, es posible afirmar que persisten una serie de obstáculos que comprometen la eficacia de estas políticas y, en consecuencia, la calidad de la educación ofrecida al alumnado brasileño. Entre los desafíos más evidentes, destaca la persistencia de las desigualdades regionales, que tienen profundos efectos en la formación docente, especialmente en relación con las disparidades económicas y sociales que aún caracterizan a las diferentes regiones de Brasil.

También según Gatti et al. (2012), Brasil, con su vasta extensión territorial y diversidad sociocultural, enfrenta complejos obstáculos relacionados con las disparidades regionales, que afectan directamente la distribución de recursos y el acceso a las políticas públicas de educación. Dichas desigualdades se hacen evidentes al analizar la formación docente, especialmente al considerar la distribución desigual de infraestructura, recursos financieros y programas de formación. Si bien las grandes ciudades y las regiones más desarrolladas, como el Sudeste y el Sur, cuentan con mejores condiciones para ofrecer una formación docente de calidad, las regiones Norte y Nordeste continúan enfrentando enormes dificultades estructurales, que van desde la escasez de recursos y la falta de infraestructura en las escuelas hasta la dificultad para acceder a programas de formación continua. Estos aspectos representan desafíos que comprometen la eficacia de las políticas públicas de formación docente y profundizan las desigualdades educativas.

Tardif (2014) advierte que estas disparidades regionales son particularmente problemáticas si se considera que la formación docente en Brasil aún se caracteriza por un marco desigual, tanto en la formación inicial como en la formación continua. La Ley de Directrices y Bases para la Educación Nacional (LDB), promulgada en 1996, estableció la formación docente como una prioridad para la mejora de la educación en Brasil, recomendando que esta vaya más allá del simple dominio técnico de los contenidos, incluyendo aspectos pedagógicos, éticos y sociales que permitan a los docentes abordar la diversidad cultural y social presente en sus aulas. Sin embargo, como señalan Gatti et al. (2012), las políticas públicas de formación docente carecen de una integración más eficiente entre la teoría y la práctica, y el desarrollo de habilidades pedagógicas esenciales para afrontar los retos cotidianos del aula a menudo no se contempla adecuadamente en los programas de formación.